Por Iván Tapia Tirado

Giannuzzi, el intimista (Mundana, 2022) es un texto híbrido que se mueve entre el ensayo y la narrativa de corte autobiográfico. En sus páginas, Sergio Chejfec presenta una reflexión dividida en dos partes: “Giannuzzi estándar” y “El intimista”. Esta última, dedicada a la poesía y figura del periodista Joaquín Giannuzzi. Por lo tanto, la pose autoral de Giannuzzi  (en palabras de Sylvia Molloy) y su obra poética son la materia de análisis de este ensayo, el cual busca puntualizar, especialmente, en los “errores” de lectura que se han identificado dentro la tradición poética argentina. 

Canonizado en los años ochenta, Giannuzzi ha sido leído desde lo popular (el autor comenta su adscripción al peronismo de Giannuzzi) y asociado injusta y exclusivamente al espacio hogareño. En palabras del ensayista, sus poemas fueron leídos desde lo vulgar, considerando su poética “solo de manera parcial y anómala” y categorizándola como “una poesía barrial o sencillista con pretensiones de profundidad” (38). Un juicio arbitrario que no identifica la anuencia mediante la cual, la voz del poeta, parecía “plegarse al mandato del compromiso y el heroísmo” (28) de los años setenta.

El texto representa de buena manera lo que el mismo ensayista denomina una experiencia de lectura de la Obra poética (Emecé, 2000) de Giannuzzi, la cual, a su vez, lee como un “diario biográfico/poético’’ que se va acumulado con el paso del tiempo. Este trabajo de análisis, en el estilo digresivo de Chejfec, plantea un diálogo imaginario entre dos escritores argentinos que, aunque no se conocieron en vida, encarnan las suficientes afinidades literarias para sustentar su enlace. Puede afirmarse, entonces, que este ensayo propone un “retrato poético’’ de Giannuzzi, en el cual se espejean rasgos propios de la poética narrativa del autor, tales como la tendencia a la observación, la teatralidad de lo cotidiano y el escrutinio de la realidad por medio de la escritura.

De allí que en las primeras páginas la voz ensayística mencione en sus digresiones su identificación con el poeta: “desde ese momento Giannuzzi se instaló en mí como si fuera una segunda conciencia, y ante cada novedad que se producía alrededor mío yo me preguntaba cómo él la tomaría y de qué forma reaccionaría” (14).

La aparición de este ensayo (publicado originalmente el año 2010 por la editorial argentina Bajo la luna) va en línea con el arribo de parte de la obra Chejfec al territorio nacional (en su mayoría inaccesibles en formato físico) como lo son las publicaciones de Kindberg de Mis dos mundos (2015), La experiencia dramática (2018) y 5 (2019). En concreto, Giannuzzi “El intimista”, es un ensayo dividido en dos secciones, similar a la propuesta narrativa de 5 en la cual se produce un trabajo de reescritura de un texto pasado. En ese caso, el texto original se titula “El intimista” y sirve de matriz para un posterior análisis más ampliado (“Giannuzzi estándar”). Esta práctica resulta similar a la realizada por Giannuzzi al momento de revisar la edición de su Obra Poética, mediante la cual sus recursos retóricos se desplazan desde “una metáfora trascendente a la metáfora prosaica” (59), buscando, así, un sentido de abstracción mayor, lo que lleva al lector a preguntarse hasta qué punto llega la identificación del sujeto con su objeto.

 

Joaquín Giannuzzi, autor a quien Sergio Chejfec le dedica Giannuzzi, el intimista. 

 

“El intimista” contiene de forma muy sintética las ideas de Chejfec sobre la intimidad en la poesía de Giannuzzi, pero no da ejemplos textuales en los cuales asentar lo aseverado, de esta forma, el resultado es un ejercicio con un aire axiomático a todas luces incompleto. Estos “vacíos” que siente el lector al momento de aterrizar sus lecturas, se subsanan en “Giannuzzi estándar”, ya que resulta innovador que, en la propuesta de escritura y lectura de Chejfec, ambos textos sean independientes en forma y no en su contenido, evidenciando, de esta manera, la necesidad de entrelazar los dos textos en pos de la iluminación de la obra de Giannuzzi.

Evidentemente, ambos textos convergen en el motivo de la intimidad. Una intimidad que, por lo demás, trasciende su carga semántica sentimentalista perteneciente a los espacios cerrados y privados, y que realza, más bien el espaciamiento subjetivo en donde se tensiona lo dicho y lo contenido. La clave de lectura aplicada por Chejfec en el desarrollo de su lectura es la observación de la materialidad expuesta como una fotografía en el mundo.  Así, por medio de la observación cotidiana de lo expuesto, “el pensamiento se ocupa de barajar hipótesis sobre el significado de lo contemplado y termina haciendo silencio” (21), un misterioso silencio de lo contenido al cual alude directa o indirectamente en cada uno de los poemas que analiza (como “La Paloma” o “El poeta estándar”). 

El mundo cotidiano guarda bajo cerrojo sus intimidades, y es la mirada del poeta, encarnada en su vacuidad estándar, la que busca dar con el secreto peso (otro leitmotiv de Giannuzzi) que está detrás de las escenas cotidianas. Cotidianas y hogareñas, las escenas construidas en la poesía de Giannuzzi no se enmarcan exclusivamente en el convencional espacio cerrado, puesto que en esta lectura se reafirma una poética que no se mantiene hermética ni se cierra territorialmente a lo doméstico. Basta mencionar la imagen poética del sujeto privado del poema: “Este tipo” que está escenificado “tocándose los sobacos” dentro de su comedor, mientras el avance de la historia ocurre en el afuera, para comprender que la idea de intimidad desarrollada por Giannuzzi parte desde el hogar y se extiende, tanto hacia las dimensiones marginales como hacia las reflexiones sobre la experiencia humana. 

Pareciera, por lo tanto, que el ensayista nos dijese que la intimidad no tiene límites fijos y que lo íntimo puede encontrarse en cada asunto con la iluminación sensible inherente a la poesía: “la revelación de lo íntimo, como si fuera un mundo que solo se manifiesta con intermitencias y mediado por la escritura, es tarea de la poesía” (45).

En resumen, este ensayo esboza una imagen de Giannuzzi como un escritor sintomático de una Argentina privada en sí misma, y la de un poeta de la clase media que escudriña “la historia por la ventana entornada de la casa”. Asimismo, la lectura de la obra de Giannuzzi resulta ilustrativa como entrada a la misma narrativa de Chejfec al compartir motivos afines contenidos dentro de este espacio íntimo. La construcción de esta intimidad se produce en la experiencia misma, en el inseparable nexo de la vida con la escritura (y la rescritura), en los intersticios de lo cotidiano y la entusiasta conversación sobre la realidad expuesta. Así, Chejfec nos ha dejado numerosas páginas, y este texto viene a profundizar en el análisis de una poética característica que plasma una dimensión ineludible de la subjetividad en movimiento. 

 

Gianuzzi, el intimista (2022). Sergio Chejfec. Mundana Ediciones.