Por Isidora Romero Farías

Carlos Altamirano, artista chileno, en 1981 llevó a cabo una de las primeras obras de videoarte en Chile. Bajo el contexto de la dictadura cívico militar, realizó “Panorama de Santiago”, el registro de un recorrido que realiza el artista desde el Museo Nacional de Bellas Artes hasta la escalinata de la Biblioteca Nacional, con la pesada cámara en su hombro, mientras declama su apellido y profesión. A través de la obra se puede escuchar la ciudad y los jadeos de Altamirano, mientras camina con el peso de la gran cámara. El artista repite las mismas palabras, “Altamirano, artista chileno”, realizando una acción usual después de 8 años repletos de represión y violencia, donde era costumbre que los sujetos que eran secuestrados por los organismos de seguridad de la dictadura gritaran sus nombres y ocupación para que hubiera testigos de este crimen y pudieran ser identificados. Recuerdo la primera vez que vi esta obra: me encontraba en clases, en la universidad donde estudié, adentro de una sala oscura para poder ver las imágenes del proyector, una tarde de primavera ya llegando al verano. Era la primera vez que veía una obra de videoarte, sentí la emoción y la angustia del recorrido como una roca en el pecho; vimos el video completo y un silencio impactaba la sala una vez terminada su visualización. Paula Arrieta era mi profesora de ese entonces, año 2018, estaba en mi primer año de universidad cuando esta obra marcó mi formación académica, lo que despertó en mí una necesidad de seguir mirando este tipo de trabajos, de tal manera que dediqué el resto de mis años universitarios al estudio del videoarte. 

 

Mirar hasta el final. Memoria e imaginación. Paula Arrieta Gutiérrez. Tiempo Robado Editoras.

 

Vuelvo, entonces, a encontrarme con este video años después, a partir de la lectura de Mirar hasta el final. Memoria e Imaginación de la artista y académica Paula Arrieta Gutiérrez, donde la autora propone una mirada íntima de la historia, realizando un encuentro con distintos hechos del acontecer nacional que han marcado nuestro paso en el tiempo. Es un texto que propone imaginar un relato desde lo personal y cotidiano, una transición de nuestra memoria y un adentramiento hacia ella mediante la observación del paso de los objetos, relatando la pérdida, la búsqueda, el encuentro y el camino. Encontrarme nuevamente con este video es un ejercicio de rememoración, que me hace también cuestionar el estado actual de las cosas, después de la revuelta social del 2019, los años de pandemia y el aniversario de los 50 años del golpe de estado. Paula Arrieta desarrolla este cuestionamiento ligando el arte, la historia y la memoria propia, proponiendo puntos de partida como la obra de Altamirano, donde el pasar del tiempo es claro. Es una obra que retrata Santiago en una época violenta y represiva, y encontrarla de nuevo después de todos estos hechos nos conduce a plantearnos cómo nos hemos relacionado con la ciudad nuevamente, y qué vestigios quedan de esa violencia tan sedimentada de la cual no nos debemos olvidar. 

“Como pasa con el arte ante la brutalidad de la violencia, no queda más que vaciar una realidad hasta desnaturalizarla, hasta desnudar su cotidianidad y convertir el lenguaje en un código para lo insoportable”. Durante el texto, la autora arma un recorrido a través de diferentes expresiones artísticas que conversan con nuestra historia, la cual desnuda hasta encontrarse con la memoria tanto colectiva como personal, demostrando la relevancia del arte en nuestra memoria que se mantiene gracias a su posibilidad de atravesar las contingencias, realizando así una reflexión que subsiste. Propone que el arte imagina, en tanto convoca a replantear los hechos historiográficos desde la creación íntima. El arte nombra los sucesos de nuevas maneras, se atreve a cuestionar estas supuestas “verdades” monumentales para imaginar de nuevo, planteando así nuevas miradas y sensibilidades, aquellas que quizás estuvieron ocultas y reprimidas por mucho tiempo, las cuales costaba soltar y visibilizar a través de un relato histórico tradicional. Lo insoportable, lo indecible, surge a través del arte desde esta voluntad por mirar de nuevas maneras, formas que nos permitan enfrentarnos a esos testimonios, aquellos hechos tapados y afectados por capas y capas de historia. 

 

Registro fotográfico de la obra de Paula Arrieta Gutierrez.

 

La memoria no es fija y durante el ejercicio de recordar uno se pregunta cómo hacerlo, cómo realizar esta tarea que algunas veces se vuelve tan difícil al ser tan dolorosa y desgastante. La autora, a través de su historia personal, despierta las imágenes de los recorridos por la Unctad III y el encuentro del mural de las bordadoras de Isla Negra. Menciona, también, el homenaje de Sinéad O’Connor a Rodrigo Rojas y su propia relación con las obras de Gonzalo Díaz y Ana Mendieta, anudando su intimidad con lo oficial histórico, creando también una invitación a uno mismo a descubrir cuáles son esos hechos contenidos en nuestra memoria que también afectan nuestra relación con la historia, que resisten esta pretensión de una historiografía lineal y objetiva. Creo que siempre volveré al video de Altamirano, para cuestionar tanto mi propio recorrido como la obra en el estado actual de nuestro diario vivir, cruzada por la memoria personal y los hechos históricos considerados “oficiales”. Como indica Paula Arrieta Gutiérrez, es necesario fijar una imagen en nuestra memoria, mirarla hasta el final, ver las pulsiones contenidas en ella y las fuerzas que se despliegan. ¿Cuáles son estas nuevas sensibilidades que van aflorando a medida que pasa el tiempo, en el momento que nuestro acontecer libera nuevas voluntades de cambio bajo un supuesto formateo del pensamiento? ¿Qué hacer sino cuestionar este relato tradicionalista que pretende una “historia única”?. Ante esto, es necesario practicar lo que indica la autora: “Mirar, a pesar de la imposibilidad de lo incondicionado. Mirar, pero mirar cada cosa hasta el final”.

 

 

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Isidora Romero Farías es Licenciada en Artes mención Teoría e Historia del Arte por la Universidad de Chile. Se dedica principalmente a la gestión cultural y a la mediación artística en contextos educativos. Forma parte del equipo editorial de Revista Phantasma.