Esta reseña llega tarde para invitarles a asistir a la exposición “Pedagogías del compost”, en MAC Quinta normal, pero no llega tarde para intentar dejar un registro de la importancia de la educación museal multidisciplinaria. Una importancia que trasciende límites, prohibiciones e imposiciones. Y, quizás más remarcable aún: no llega tarde para instar, al igual que esta exposición, a replantearnos qué somos como especie humana y qué lugar ocupamos y ocuparemos.

A nivel de educación museal multidisciplinaria, Pedagogías del compost se posiciona desde lo colectivo, lo especulativo y lo imaginal, en una época en la que nos urge repensar cuál es nuestro lugar como especie humana en un planeta que, por siglos, hemos explotado asumiendo falsamente un rol hegemónico gracias a los discursos antropocéntricos que surgieron desde Occidente. Pedagogías del compost es, de cierta manera, una invitación a descolonizarnos el cuerpo y la comprensión de la naturaleza, barriendo prejuicios morales e instalando lúdicas que son, a la vez, aperturas.

 

Registro de la exposición por MAC Quinta Normal

 

Esta exposición fue resultado de un taller desarrollado en el 2023 en el museo, junto con el equipo de educaMAC, llamado Arte y educación como práctica de compostaje. ¿Por qué compostaje? ¿Por qué compost? Porque el compostaje es posibilidad de encuentro, simbiosis, mutualismo. Hacernos uno entre todxs, en un proceso de vida, muerte, transformación y regeneración. Todas partes naturales de un ciclo biológico, y del cual tendemos a priorizar unas sobre otras, allí donde vivimos en una biopolítica que nos hace creer que somos útiles sólo cuando producimos, huyendo así de la enfermedad, la vejez, la agonía, como partes totalmente naturales de la existencia biológica. Pero no en el compost.

En él, todas esas fases de un ciclo vital convergen simultáneamente, conectándose rizomáticamente con el fin de preservarse. El dejar que las cosas se pudran, o devengan, permite que surjan multiplicidad de cosas, que también van a tender a devenir, y así… en un ciclo sin comienzo ni final , que es fuente de vida y de muerte.

Cuando vi el nombre de la exposición, hice una asociación inmediata con Los niños del compost, de Donna Haraway. Esta metáfora tiene que ver con las potencias del mañana. Con las ruinas del futuro que son resultado de las ruinas del presente. Es una crítica necesaria y urgente al Antropoceno y al Capitaloceno como ciclos geológicos y como conceptos filosóficos que plantean el problema ético y de sobrevivencia ante una crisis generada por nosotrxs mismxs (o, más bien, por unxs más que por otrxs). Los niños del compost serían, dentro de la metáfora, formas de humanidad que se crean más allá de lo biológico, sino que desde vínculos de parentesco, cercanía, apoyo y simbiosis colaborativa. Niños y niñas que se compostaron, en medio de un desastre ecológico, pues no conciben otra forma de que toda vida sobreviva más que mediante una interconexión radical entre fuerzas humanas y fuerzas no humanas.

 

Registro de la exposición por MAC Quinta Normal 

 

Las pedagogías del compost, entonces, intentan explorar en cómo distintxs educadores y educadoras perciben este ejercicio a través de las artes. Como se mencionó, la exposición fue resultado de un taller que generó un Laboratorio de creación artística y ciencia ficción, en el cual se realizaron jornadas de diálogo, tensiones, acuerdos y creaciones, en donde la especulación y lo imaginal fueron elementales, sobre todo para desarrollar materiales que nos emplacen, de manera de a ratos chocante, a confrontarnos con categorías que hemos aprendido y reproducido sin fundamentos: el desecho, la caca, los artrópodos, la hibridez de la interconexión radical, son elementos clave con los que nos encontramos en la sala del MAC.

Compuesto por creaciones de cinco docentes, son ejercicios de (a)puesta en escena de fuerzas no humanas combinándose con lo humano para engendrar estos híbridos con características distintas, formas distintas, materialidades distintas, habitares distintos. No son del todo humanos, ni del todo insectos, ni del todo raíces. En ese espacio difuminado de indiferenciación, al no ser nada, puedes ser todo. ¿Cómo te sentirías si tuvieras alas? ¿Si fueses de otro tamaño, cómo te desplazarías? ¿Percibirías el mundo de la misma manera? Son algunas de las preguntas que surgen al observar el cuadernillo de trabajo en el que hay dibujos y preguntas guía. Igualmente, en otras intervenciones, se disparan máspreguntas y experiencias. Por ejemplo, en la obra S/t, de Marcela Ruz, nos encontramos con una “Instalación aérea consistente en una superficie curva que recrea un trozo de tierra instalado en altura, con el fin de que el espectador pueda observar su contraforma desde abajo hacia arriba. También es posible ver “mugres” recolectadas en el suelo por la docente-artista a través de un caleidoscopio.”1  Este ejercicio me recordó a la creacion de textiles, que se realizan gracias a las raices de determinadas semillas en procesos que se dan bajo la tierra, ocultos a nuestros ojos, desde la humedad de la tierra y las interacciones entre sustratos. Siempre damos tan por sentado el suelo, que no nos interesa lo que está bajo el mismo. Y yo me pregunto… en una sociedad tan ocularcentrista y tan tendiente a desvelar todo lo oculto - en un fetiche casi pornográfico -, ¿por qué no nos plegamos hacia lo más básico? ¿Porque contiene todo aquello que despreciamos - cucarachas, cochinillas, lombrices…?

 

Registro de la exposición por MAC Quinta Normal

 

En “Hipías mayor”, Sócrates e Hipías discutían porque Sócrates defendía que sólo las cosas bellas tenían una existencia real porque participan de las Ideas bellas, e Hipías le preguntaba cómo podían existir cosas desagradables si no tienen sus Ideas propias que les den existencia. Ese diálogo es clave para ponernos en jaque a nosotrxs mismxs incluso con lo que esperamos encontrar en un museo. ¡Y no sólo en un museo, sino que en el mundo! ““En la huerta siempre hay algo naciendo y algo muriéndose”, dice el escritor trasandino Federico Falco (...)”. Y en el mundo, sólo que nos asusta tanto asumirlo, que aún no estamos en condiciones de hibridarnos con todas las fuerzas posibles que nos permitan re-definir nuestros habitares y relacionares. Pero espacios como Pedagogías del compost es una manera maravillosa, didáctica e ingeniosa de prepararnos para arrancarnos la piel y adentrarnos en las aventuras de la interconexión, para confrontarnos con una humanidad hegemónica, depredadora, despiadada, y optar por un compostaje que nos ensamble.

 

1. Sala Interacción: Pedagogías del compost. Bichos, humus y metáforas en la frontera arte/educación – Museo de Arte Contemporáneo | Facultad de Artes | Universidad de Chile. (2024)

 

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Pamela, persona que cruza las tres décadas y que habita una corporalidad discapacitada, es docente de filosofía, diplomada en mediación cultural y estética situada, y ha publicado libros junto a Adynata ediciones y SyC. Igualmente, se dedica a la poesía (escrita y la videopoesía), y sus áreas de interés, experimentación y divulgación fluyen entre el capitalismo, la biopolítica, el psicoanálisis, las potencias de la ausencia y la muerte, y las distopías del futuro que ya está aquí. Enfocada en la filosofía continental y la creación conceptual para investigar, interpretar y transformar la “realidad” que se nos impone.