Fractales

 

Visto desde el espacio 

el archipiélago es un tejido orgánico 

colgando del planeta, 

un ensamblaje 

de cordones montañosos

recortados por la luz y la sombra, 

que se van desmembrando 

en mínimos bosques 

de piedra y silencio. 

 

Visto desde el espacio 

el archipiélago es un territorio fracturado

por montañas nevadas 

e innumerables brazos de agua 

que se funden entre el océano y la niebla,

donde la luz blanca parece ser 

la superposición de todos los colores. 

Visto desde el espacio 

la pugna entre los macizos y los desiertos 

se hace evidente en el reflejo,

donde cada fragmento repite su forma hacia dentro,

y así en distintos tamaños,

hasta llegar a la fisura de nuestros cuerpos 

que son parte de ese mismo conjunto 

de espacios llenos y vacíos, 

donde todo se distancia de todo 

en una dimensión incierta,

 

porque al acercarnos hacia el mapa

eso es lo que sucede;

la masa compacta que éramos 

ahora se separa

dejando solo un plano de velocidades,  

solo un rastro de las rutas 

que algunos nómadas trazaron por el agua,

 

solo un rastro 

de bloques de tierra desgarrándose 

refugiados en una calma aparente, 

porque abajo las placas se superponen 

y se golpean con violencia inaudita

 

hasta dar con la forma del archipiélago 

donde todo es parte del mismo lenguaje 

que se construyó entre los hielos, el agua y el silencio.

 

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Omega Centauri 

 

A simple vista el cúmulo se muestra 

como una densa esfera de estrellas brillantes 

en el hemisferio sur,

pero cuando dibujo con mi dedo 

la posición donde se encuentra

en el cielo nocturno 

se desgrana en variedad de puntos luminosos 

que, desde la montaña, 

forman una nube de polvo blanco 

casi imposible de disgregar. 

 

Pero entonces con la punta de mi dedo 

trazo una curva como si estuviera

conectando puntos luminosos 

ahora en el fondo de tu espalda, 

un mapa que desciende por la línea de la columna

y luego hacia la parte posterior de los muslos

y más tarde hacia los tobillos,

 

aunque cerrar los ojos nunca te pareció difícil 

ahora lo haces con tal facilidad

que emerges sin percibir la silueta de las cosas 

como un torrente de agua oscura y espesa,

un caldo primigenio 

donde todas las cosas se mezclan 

 

como si estuvieras abriendo los ojos 

después de un largo y profundo sueño

con los parpados pesados, 

porque tu cuerpo no es sólo un eco 

del atlas nocturno que nos envuelve, 

sino también un pasaje abierto

que transita desde lo diminuto 

a lo inconmensurable.

 

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Estudios de la luz

 

sobre la rama del ciprés 

el tordo construye su anatomía elástica y oscura  

dejando que la luz reviente 

contra el terciopelo de sus plumas 

como una marea casi imperceptible, 

 

solo se lleva de la tierra 

lo que ésta le ha dado  

y lo introduce de manera sutil

en el aire caliente de su cuerpo 

porque ese es su elemento y su oleaje,

 

solo un binomio de luz y sombra

que apenas toma contacto con la tierra 

cuando sacude sus alas cromáticas 

y se balancea sin temor sobre la rama del ciprés 

 

pero lo que la luz ha hecho con él 

es algo inigualable

parecido a lo que ha hecho con nosotros 

durante algún tiempo,

cuando traspasa sus corpúsculos 

a través de la piel y las venas 

coagulando formas que tarde o temprano 

derivarán en memoria, 

 

como el tordo que ha sido testigo 

de lo que pasa en el aire 

y en la atmósfera saturada de brillo solar  

y se separa de nosotros 

porque nos quedamos observando desde abajo

clavados a la tierra

pero presas de un efecto similar.

 

 

Archipiélago (2024). Eduardo Serrano Velásquez. Editorial Libros del Pez Espiral.

 

 

Carta a la hija

 

Nacer es comenzar a distanciarse de las cosas  

salir del líquido amniótico que te envuelve 

para entrar en el aire frío y amorfo de la superficie

como un remolino de arterias

cubierto con finas capas de piel azulada. 

 

Nacer es romper aquello 

que te ha albergado 

durante todo este tiempo, 

aquello que te mantuvo sumergida

en una corriente oceánica espesa

hasta sacar finalmente

la cabeza blanda y húmeda al exterior. 

 

Nacer es presionar con las manos 

las elásticas membranas 

en busca de una brecha 

a la medida de tu pequeño cuerpo

siguiendo la luz que perfora la piel 

como una maraña de tejidos orgánicos.

 

Nacer es separarse de los nudos 

que te amarran al fondo del océano 

que es tu madre,

mirar de cerca el remolino 

que trenzó y estiró tus miembros

como cadenas sucesivas 

de olas muriendo en la playa 

hasta formar un coagulo 

luminoso de venas y nervios 

listo para caer en los brazos de la tierra. 

 

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Hemisferio sur

 

Por este lado de la tarde 

pareciera que la luz se curva 

un poco más en las cicatrices del paisaje

pasando lentamente del gris al rojo  

antes de que comience a borrarse

completamente del territorio.  

 

Por este lado de la tarde 

pareciera que esos cúmulos flotantes

se fueran quemando sosegadamente 

mientras caminamos en un bosque de piedras

como si un incendio consumiera sus formas 

hasta desaparecer con nosotros en la noche. 

 

Por este lado de la tarde 

el ecosistema de tu piel 

comienza a generar ondulaciones 

al contacto con mis dedos 

que ahora surgen 

como un bosque acelerado 

entre los pliegues de la carne

 

porque por un momento 

todo es tranquilidad y silencio 

antes de que cortemos 

nuestras delgadas ataduras 

por este lado de la tarde

 

como la piel de los sueños

que nos sacudimos a mordidas

interrumpidos por momentos de quietud

mientras no quitamos el asombro 

antes de que la luz se curve nuevamente  

y se borre en las cicatrices del territorio.

 

 

Fotografía del encuentro, lugar donde se realizó el lanzamiento del libro por la Editorial Libros del Pez Espiral.

 

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Eduardo Serrano Velásquez (Santiago de Chile, 1984) Escritor y Profesor. Su campo de estudio se enfoca en los espacios reales y oníricos de la ciudad, por medio del viaje, los mapas y el territorio. El 2010 obtuvo una mención honrosa en el concurso de poesía “Stella Corvalán”, apareciendo en la publicación del concurso. En el 2015 publica el libro “Mapa de guerra” por “Das Kapital Ediciones”. En el 2017 obtiene el Fondo del libro en la línea de creación literaria con el proyecto “Aeronáutica”. En el 2019 obtiene una Mención de Reconocimiento en el concurso de poesía “Aristóteles España” con el libro “Profundidad de campo”. El año 2022 recibe del financiamiento del Fondo del libro en la con el proyecto “Gigante Magallanes”, libro publicado por la editorial Pez Espiral el año 2023. El año 2024 obtiene nuevamente la beca de creación literaria con el proyecto “Archipiélago”, libro publicado el mismo año por Pez Espiral.