Los fragmentos que presentamos a continuación pertenecen al libro Autobiografía Luisa Toledo: mis hijos están en ustedes, los rebeldes", editado en Julio del 2023 por Ceibo Ediciones. 

 

“Hubo un policía especialmente insidioso y que odiaba profundamente a mis hijos desde el comienzo de la represión contra nuestra familia: un tal teniente Luis Crespo Zamorano. Fue él el que inició la seguidilla de allanamientos contra nuestra casa y la cacería de Eduardo y Rafael. Un policía que se puso de acuerdo con el también policía Ambler Hinojosa para terminar con la vida de los hermanos Vergara. Yo lo sé, porque a mí me lo dijo él mismo... Sin embargo, un mes antes del asesinato, pidió su traslado al sector de Ñuñoa, quedando impune. Pero yo sé lo que hizo, y mis maldiciones no lo han excluido, tal como a los otros.

Lo maldigo.”

 

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“Apenas si habían pasado unos minutos y siento que empujan fuerte la puerta. Yo había agarrado la foto de mis hijos y la tenía sobre mi pecho... De pronto, veo reptando por el suelo a un hombre joven, con una inmensa arma, una metralleta... "Levántese, no sea ridículo, estoy sola en la casa...", le digo. Mi llanto no cesa, y veo cómo entran cerca de treinta personas de civil, todas armadas, entre las que vi a dos mujeres jóvenes. Un hombre alto, grueso, moreno, me pregunta por qué estoy llorando... Yo le contesto: "Lloro cuando quiero, y no le tengo que pedir permiso a nadie...". El hombre me ordena que me siente en un sillón que está a la entrada de la casa en una salita. Mucha pena, una infinita tristeza me embarga, pero no siento ningún temor ante esa gente que invade mi casa... Entran a las habitaciones y botan al suelo todo lo que encuentran.”

 

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“Pero ya no puedo más... el dolor me quiebra entera y empieza mi descenso al infierno... me hundo en un magma oscuro... mis lágrimas queman mi rostro... No veo a Manuel, ni a mi hija Anita... ni a Pablo... No veo a nadie... Estoy sola en el mundo.”

 

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“Yo aprendí enormemente de mis amigas mujeres; su alegría a pesar de todas las pellejerías, su picardía, su corazón de oro cuando se trataba de ayudar a los nuestros, a los perseguidos por la dictadura. Sus casas, su comida, su vida si fuese necesario, todo lo ponían a disposición del otro que sufría en esos momentos. No importaba quién lo necesitara, sólo bastaba que alguna del taller lo planteara. Nos teníamos una confianza grande, de hermanas.”

 

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“¿Cómo salí de ese pozo? Yo creo que gracias a esta otra persona que nació en mí, esa otra Luisa, una Luisa en la que la rabia jugó un papel muy importante... Recuerdo haber estado muy mal, incluso no recuerdo mucho qué fue lo que hice, pero sí sé que, cada 29 de cada mes, una especie de valentía extraordinaria me nacía no sé de dónde, como que florecía. Salía a flote, era mi oportunidad de lanzar hacia afuera toda mi rabia, mi ira.”

 

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“De alguna manera, con el tiempo fui levantando cabeza, en esos tres años, con el contacto con la tierra. Me acuerdo que lloraba mucho cuando veía en primavera nacer los brotes de las plantas, porque relacionaba eso con lo que había sido mi fe, esta creencia de que todo resucita y vuelve a nacer, aquello en lo que yo ya no podía creer. Entonces, me decía: "¿Por qué todo vuelve a nacer, si estaba como muerto? ¿Por qué le salen hojas de nuevo? ¿Por qué no puedo volver a ver a los chiquillos?".”

 

Paulina Aguirre y los hermanos Vergara Toledo, asesinados por fuerzas policiales en 1985. 

 

“"... Estuve bajo la tierra, estuve muerta con mis hijos; hice dos intentos de quitarme la vida, y quedé más mal que antes, con pena y enferma. Desde entonces estoy con psiquiatra... hasta el día de hoy. Se los digo especialmente a la gente joven que está escuchando, compañeras y compañeros, la muerte puede ser algo glorioso para un pueblo cuando se consigue algo; cuando no se consigue nada, es realmente una pérdida, y yo les digo que la muerte de mis hijos, si no fuera por la juventud que sale a la calle a pelear todavía, habría sido para mí un fracaso, una muerte inútil. Pero gracias al coraje de estos cabros, sigo pensando que vale la pena dar la vida..., pero cuando uno está seguro de lo que está haciendo... tienen que estar absolutamente seguros".

Luisa Toledo Sepúlveda, Documentales Familia Vergara Toledo, Canal 8, 2018.

 

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“Yo digo: tiene que hacerse justicia, si no, estamos muy mal como país. 

Amigos, amigas, por favor. Si yo tengo un trabajo, tengo un buen trabajo bien pagado, tengo un auto, tengo una buena casa, tengo a mi familia feliz... hay otros que están viviendo infelizmente. Como esa pobre mujer que tuvo un hijo en una casa desastrosa, y lo tiró al techo.

¿De dónde sale esa violencia?

Del daño que nos hicieron en el alma, como pueblo. Y esa violencia tiene que subsanarse, tiene que hacerse justicia. Yo espero, por lo menos, que los criminales que asesinaron a mis hijos, y es por lo que hemos luchado casi 30 años, cumplan su condena completa, que no les den beneficios, que no les den beneficios de salida a los tres años.”

 

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"Entonces... yo justifico, de todas maneras, la violencia en nosotros; es necesaria... es necesaria.

¡Basta de que pongamos la otra mejilla! ¡Basta! Eso no es bueno para nadie; no es bueno para nosotros y no es bueno para nadie poner la otra mejilla. ¡No puede ser! Tenemos que defendernos, tenemos que ser capaces de defendernos, tenemos que ser capaces de ser violentos, de ser hermosamente violentos, de encapucharnos y salir a la calle, y ser capaces de estar contra todo lo que signifique este modelo espantoso que nos tiene aplastados."

 

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En memoria de Paulina Alejandra Aguirre Tobar (20 años), los hermanos Eduardo Antonio Vergara Toledo (20 años), Rafael Mauricio Vergara Toledo (18 años) y su madre, Luisa de las Mercedes Toledo Sepúlveda.

A 39 años de las atrocidades cometidas por el cuerpo de Carabineros de Chile, seguimos a la espera de justicia y reparación.

 

Autobiografía Luisa Toledo: "mis hijos están en ustedes, los rebeldes" (2023). Ceibo Ediciones.