Por Vicente Serrano Muñoz

Dos universitarios almuerzan en una estructura de concreto, de las pocas que han sobrevivido a las remodelaciones en el campus, mientras hablan de las plazas y canchas extintas. Él comenta que a la gente le gusta pensar en las cosas que ya no están. Ella responde que es difícil soltarlas, y le pregunta si ha oído la expresión ‘dar mi reino’ por tal o cual cosa:

—La huevá pasada a caca. Bueno, es de Chaquespiare, de Ricardo III. Está Ricardo III en el campo de batalla, como al final de la obra, y grita: “¡Un caballo, daría mi reino por un caballo!”. Onda, daría todo lo que tiene, todo de sí, todo su pasado, por un caballo, que es lo que necesita para escapar. Pero yo igual lo encuentro brígido, como olvidarte de todo lo que tenís, de que todas esas cosas que son importantes y que te construyeron... no sé, a mí igual me daría pena.

—¿Pero sabís qué? Al final es mejor sentirse extraño en un lugar. Al final sufrís menos.

—¿Cómo sufrís menos?

—Claro, como que duele menos cachar que todo sigue igual, que el que cambia es uno.

El casual diálogo de Reinos (2017), película dirigida por Pelayo Lira y escrita por Romina Reyes, resuena en más de un aspecto con el libro de cuyo cuento epónimo es adaptación. Recientemente reeditado por Overol, Reinos es un mapa de territorios que invitan a la huida y amenazan con el olvido, una colección de sujetos que no consiguen o no desean integrarse a sus entornos, y una instantánea de un tiempo donde, o todo cambia vertiginosamente, o todo decepciona por mantenerse siempre igual.

El debut de la escritora, periodista y activista feminista santiaguina, galardonada entre otros en el concurso de literatura juvenil Roberto Bolaño, los Juegos Florales Gabriela Mistral, y el Premio Mejores Obras Literarias Inéditas, ha mantenido cierta reputación por lograr lo improbable: capturar la imagen de una generación que resiste clasificaciones. Efectivamente, los seis relatos del volumen toman por protagonistas a adultos tempranos (o adolescentes tardíos) que merodean un mundo vaciado de referentes y plagado de referencias, reinos sin reyes ni banderas donde la conquista de la voz narrativa no equivale a la toma de control sobre el propio rumbo.

 

Reinos. Romina Reyes. Ediciones Overol.

 

Precisamente, lo que distingue a Reyes (al menos en estas prosas tempranas) de sus contemporáneos es que el declive de las estructuras sociales no se asume ni como duelo ni como parodia, sino con una inercia silenciosa que tampoco debe confundirse con resignación. Bajo diálogos austeros y monólogos secos, como afirma Patricia Espinoza en la contratapa, que comunican el libro con el más reciente realismo chileno, los disímiles personajes de Reinos expresan resistencias sutiles e igualmente disímiles: contra el extravío de los orígenes, contra el tedio de la vida laboral, contra las ciudades que se vuelven hostiles, etcétera.

Esto no significa, por cierto, la emergencia de antihéroes o protagonistas posmodernos. La paleta ética de Reinos abarca desde la mediocridad (como ocurre en “La Karen”, retrato del oficinista novato para quien los videojuegos y el romance son último aliento de una juventud perdida) hasta la infamia (como en “Julio”, donde la crisis del cuarto de edad abre paso a la frustración del hombre medio, desembocando en un retrato tan sórdido como mundano de la violencia machista desde la perspectiva del agresor). Los ideales y pasiones laten apenas lo suficientemente como para recordar que la vida neoliberal va aparejada al cinismo: sabemos (o creemos saber) lo que hacemos, y aun así lo seguimos haciendo.

Con todo, cada relato logra a su manera que el deseo, aunque agónico o atrofiado, entreabra la puerta a otra posibilidad de ser. En “Larvas” toma forma de nostalgia, y da pie para que dos extraños que acaban de toparse en Santiago desnuden sus historias de vida hasta que cada uno logre reconocerse en la intimidad del otro. En “Ana y el resto”, sirve de hilo conductor en el monólogo de una protagonista que trata de dar sentido narrativo a sus relaciones con tres hombres. En el par “Geert Lehmann / Los gringos”, cuya calidad temática cabe resaltar, motiva la peregrinación de un sueco hasta el recóndito pueblo de Niebla, donde un documento le espera para revelar una parte olvidada de su identidad. Y en “Reinos”, es el punto que une a una estudiante rancagüina, que no consigue acostumbrarse a la capital, y la hija de una madre enferma, que pretende exorcizar la angustia a punta de dolor físico.

Como añoranza por las pasiones perdidas, como búsqueda fútil de sentido, o como contracara a la frustración cotidiana, los deseos hacen contrapunto con el cinismo de una vida insatisfactoria, que, de tan vivida y revivida, se funde con el ruido de fondo. A diez años de su publicación original, Reinos mantiene intacta su vigencia, al capturar la experiencia de dejar de ser joven en el nuevo siglo: cierta incomodidad en habitar el propio cuerpo, de merodear un mundo del que todavía algo se espera, “como si la vida estuviera en otra parte” (p. 98).

 

Romina Reyes. Fuente: El Desconcierto.

 

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Vicente Serrano Muñoz. Santiago de Chile, 1998. Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica, Diplomado en Literaturas del Mundo, Diplomado en Periodismo Cultural, Crítica y Edición de Libros, y tesista de Magíster en Literatura por la Universidad de Chile. Reconocido en 2023 con la Beca Chile Crea, en 2022 como ganador del concurso Haz Tu Tesis en Cultura, en 2020 con la Beca Excelencia Académica, y en 2019 con la Beca Santander del Centro de Estudios de América Latina para realizar estudios parciales en la Universidad Autónoma de Madrid. Gestor en 2018 del proyecto editorial Leucocarbo Ediciones. Expositor en numerosas instancias académicas y colaborador publicado en las revistas Árboles y Rizomas (Universidad de Santiago de Chile) y Estudios de Teoría Literaria (Universidad Nacional de Mar del Plata).

Más información: https://www.researchgate.net/profile/Vicente-Serrano-Munoz

 

Romina Reyes Ayala (Santiago, 1988) es escritora y periodista, autora de la novela Ríos y provincias (2019) y del libro de poesía Frágil, expuesta (2022). Reinos obtuvo el premio Mejores Obras Literarias en 2013, categoría cuento inédito, y su primera edición fue publicada al año siguiente. Se adaptó como largometraje en 2017 ―con participación de la autora en el guion― y fue editado también en Uruguay en 2021.