Se desencadenó la tormenta y al fin nos liberó. El cielo amenaza
con caérsenos sobre la cabeza pero por lo menos está en nuestras manos ahora salir a
flote de esta situación.
Rosario Blefari
Las tormentas de verano
1
mamá dice que las tormentas de verano
duran solo media hora
yo calculo el tiempo
un velo trazándose sobre mis ojos
la imagen en el vidrio y después la imagen
el movimiento de lo que sucede en la calle
una bicicleta fugaz atravesando la vereda
la lluvia finita y después el aguacero
la cortina que se traza y separa
como mampara desamparando
las tormentas de verano
decretando lo incierto
del futuro predicho
2
las cosas no son como imaginábamos
lagunas de sal la verdad
la estampa se desestampa
un símbolo de la lluvia todo lo que cae
el degradé de la gravedad
mamá dice que las tormentas de verano
duran solo media hora
para salir a la calle reparo en eso
* * * * * *
de ademán
en cuclillas
de espaladas
en puntas de pie
en todos los desniveles
en el abanico de posibilidades
en todos los cumpleaños
con facilidad, lloro
* * * * * *
los pliegues
sobre su vestido
drapeado
un cintillo
el costurero
sobre la textura
de una tela
que estrena calas
sobre la pinzada
sobre la puntada
sobra la tarde
atascada
en ese arar
el ropero
en ese tul
en esa danza
en ese pavoneo
* * * * * *
si lo platónico fuera un río
más o menos caudaloso
que trata insistentemente
en desembocar
en una u otra corriente
lago
pleamar
durante el tiempo que dura una creciente
y lo ambiguo
el ruido de lo ambiguo
el canal de luz que se destraza
entre los grises del agua
solo cuando da la resolana
por la tarde picante
cielo que se abre como una flor
y cierra el ángulo de la medida donde apunta
y si la casa fuera una mochila
en la maletera de un micro
una caja de pandora permanente
una aldea
una idea de una aldea
una atalaya
que se apuntala
en cualquier suelo
como un ancla
que arrastra el paisaje
lo acarrea
lo hace rozar
sobre el vidrio de un espejo retrovisor
y cada tanto
y con vehemencia
arde de forma irreflexiva
y tu voz como un timbre que me llama
la intensidad de ese sonido
tu voz caudal de tu vos
la cadencia
que encuentra la serenidad
en la frecuencia continua
se cuela entre todo el ruido
del agua que rebota contra el acantilado
como si fuera un tambor sinuoso
leve a lo lejos
me va cruzando
me va
coartando
repito
tu voz como un timbre
en el medio de un patio de un colegio
como un recreo
una llama
un fogón a lo lejos por la playa
que se escucha de fondo
el canturreo el calor
tu vos
tu forma de decir
de decirlo todo
* * * * * * *
Ana Claudia Díaz (Santa Teresita, Buenos Aires, Argentina, 1983). Publicó los libros de poesía Limbo (Pájarosló Editora-La One Hit Wonder Cartonera), Conspiración de perlas que trasmigran (Zindo & Gafuri), Una cartografía de la insolación (Club Hem), El hemisferio del lado en que quedamos (Baltasara) y Sinsépalo (Huerga & Fierro); las plaquetas Vuelto Vudú (Pájarosló), La ecología de las poblaciones (Pájarosló), Al antojo de las anémonas (Color Pastel) y Tapera (Jámpster).
Sus poemas están en varias antologías. Formó parte de la revista latinoamericana Transtierros. Colaboró con reseñas y ensayos para diversos sitios como Plebella, Op. Cit., No-Retornable, Jámpster, entre otros.
Coordina talleres de lectura y escritura de poesía y clínicas de obra.