Por Nicolás Ulloa Peñailillo.

Retrovisor es un libro de cuentos escrito por Monica Drouilly, publicado por Editorial Libros de mentira. Ganó su categoría en Mejores Obras Literarias el 2018.

En cada uno de los siete cuentos escritos con un carácter fragmentario, Drouilly introduce en sus personajes una especie de curiosidad que deviene, pausadamente, en obsesiones y perversidades. Con dejos de añoranza a la infancia noventera, los relatos recogen frecuentemente elementos de la cultura pop occidental (desde Rocío Durcal hasta Warhol), y evidencian la influencia del animé (Ranma ½, Los caballeros del zodiaco) en la niñez de alguna de las protagonistas.

Acumular objetos inservibles hasta transformar un hogar en una verdadera animita a escala humana. Invitar a vivir a un compañero de universidad y desarrollar una manía con su lesión de mandíbula. Contentar a un hijo con las peores opciones para celebrar su cumpleaños. Encontrar un afiche de ‘perrito perdido’ en la calle y tener más ganas que la misma dueña de encontrarlo. Ver una obra de teatro que te hace ir en busca de un ‘dolor exquisito’ imposible de experimentar. Sentir afición por las luces y sombras del universo, y de pronto, captar esa misma afición en una forma de escritura japonesa llamada haiku. Ver a una madre irse de viaje a Rusia en la adolescencia y tener que cargar con la familia. Estos son algunos de distintos argumentos que atraviesan los diferentes momentos del libro.

El conjunto de títulos de cada cuento prescinde, o más bien, carece de verbo: sólo son sujetos, adjetivos, adverbios y complementos de la oración: Mujer con torta de mil hojas, Cosmogonía invernal aún en tránsito, lo que se corresponde con la ambigüedad y la incertidumbre con que se desenvuelven los personajes en la acción. “No tomar decisiones es una manera de tomar decisiones”, piensa Ana en Domésticos al no saber si perseverar en la búsqueda de Samy, su mascota, un perro que le regalaron pero que nunca pudo sentirse cómoda con su cálida compañía. Los personajes reprimen sus deseos de curiosidad para luego explotar, mienten descaradamente, velan por su propio bien con la finalidad de satisfacer una herida que no saben de dónde proviene. 

El libro no está exento de una visión crítica. La narradora sabe que el acto de su madre de abandonarlos en pleno invierno por trabajo era poco menos que una decisión revolucionaria en plenos años 90’, hecho que por supuesto fue cuchicheado por las compañeras de clase y sus respectivas apoderadas. Asimismo, es sabido que los padres del libro hacen lo posible para no cumplir los deberes domésticos y abstenerse de tomar un rol colaborativo en el hogar, y que su único deseo manifiesto es lavar el auto, ya que es la mayor proyección de masculinidad en el contexto urbano.

 

Retrovisor. Mónica Drouilly H. Editorial Librosdementira.

 

La perversidad presente en algunos de los relatos recae en una vileza cotidiana, la cual es generada a partir del tedio del diario vivir. Las nimias causas que configuran estas cuestionables acciones terminan por hastiar a las protagonistas, lo que las lleva a comprometer y afectar, en leve o grave medida, su entorno. Entre ellas se puede percibir sobre todo la molestia ante la presencia de terceras personas, como lo es en el caso de Mujer con torta de mil hojas; el potencial bullicio de una fiesta de niños, la incomodidad de pasar tiempo con la familia o con “esa gente que cree de la familia pero no es de la familia”, o la presión social sobre la madre de tener que estar presentable a tiempo completo a pesar de ser quien se encarga de organizar todo el cumpleaños para su hijo.

La maldad expresada, sea más bien inocente o de actitudes violentas (física o psicológica), no admite arrepentimientos. Tanto para quien termina por ahuyentar a su roomie por agredirlo, como para quien utiliza a su pareja de años como parte de un plan para experimentar el dolor provocado por un quiebre amoroso. En estas dos ocasiones (por demostrar algunas), no hay una pizca de culpa o compasión por las personas afectadas. Es más, en el primer caso, el objetivo del relato es hacernos cuestionar por qué la persona sobre la que se habla está ahora ausente, y dónde la voz de la narradora termina por contar la dura y angustiosa escena final con total objetividad. La perversidad resulta ser una fuga hacia la quietud, hacia la satisfacción del alma, la cual es arrebatada por la ansiedad de no soportar la situación que les atormenta, por mínima que sea.

Sin embargo, construir personajes plagados de grietas (a excepción del correcto universitario que es Lucas en Croquis estival con brisa leve) no quiere decir que el libro esté alejado de ser una buena obra. Por el contrario, el libro amplía nuestro paradigma de sociedad y lo llena de personas que realmente existen y que aquí, en este lugar, se les da cabida. Los personajes son el resultado de un mundo peculiar, son quienes conforman este organismo y lo dotan de una significación distinta. Son estas personas de apariencias comunes quienes hacen desvanecer la línea entre un ‘ellos’ y un ‘nosotros’, son quienes esconden inconscientemente una pulsión natural de su ser. En consecuencia, se lee un tejido de historias que puede parecer un tanto cruel y desconsiderada, pero que, en el fondo, las soluciones (como imitar vidas ajenas) van a la par de los problemas existenciales que cargan los y las protagonistas.

 

Mónica Drouilly H